La palabra innovación está muy de moda en el mundo del emprendimiento, de la empresa, de la tecnología y de las comunicaciones en general. Normalmente, se la utiliza de manera muy amplia y su uso abarca una serie de connotaciones positivas.
Tal vez por ello, y motivadas por las nuevas dinámicas relacionales que proveen las tecnologías de la información y la comunicación, poco a poco las organizaciones sociales y las instituciones públicas, están comenzando a generar iniciativas con una clara intencionalidad de cambio y de innovación.
Pero cuidado, si no se la gestiona bien, puede generar una ilusión desmedida al principio de cada proceso, desencadenar escepticismo o desilusión, y perder una importante oportunidad de mejora.
En muchos casos, estas iniciativas de innovación se quedan en buenas intenciones, sin medición y sin estrategias de ejecución.
Para empezar, es importante reconocer 3 componenentes esenciales de un ecosistema social, intra e interinsticional que servirán de base para todo proceso de innovación.
Definiciones y precisiones
Según el manual de Oslo de la OCDE, innovar es gestionar el conocimiento para crear o mejorar un producto, un servicio, o un proceso, siempre que genere valor y se obtenga éxito en el mercado.
Si la innovación es tan importante como factor de competitividad, en principio no parece aplicable a sectores diferentes a la empresa, tal es el caso de las instituciones públicas y las organizaciones sociales.
No obstante, es posible realizar algunas analogías prácticas.
Hablar de innovación queda bien, pero, ¿sabemos qué es y cómo emplearla dentro de una institución pública o una organización social?
LA GUÍA: 6 ideas básicas a considerar antes de empezar a innovar en una organización o institución:
1. Crear y fortalecer una cultura del conocimiento.
Toda innovación parte de la base de producir y/o reutilizar conocimiento nuevo o disponible, para crear valor y soluciones. Esto implica entonces que antes de cualquier proceso de innovación hay que revisar la base del conocimiento disponible, cómo gestionarlo, quiénes lo harán y qué procesos se llevarán a cabo para producirlo, captarlo o reutilizarlo.
2. Definir el tipo de innovación a desarrollar
Una innovación puede ser de producto, de un servicio, o de un proceso. En el caso de las Organizaciones sociales, tiene más sentido hablar de innovación de servicios (fin social por el cual fue creada y que genera beneficios a la sociedad) o de procesos (organizativos- administrativos, modelo de generación de ingresos y sostenibilidad).
3. Diferenciar el ámbito de innovación (macro-micro)
En un nivel macro, las organizaciones sociales resultan innovadoras, al punto que entregan valor social al atender a problemas no convenientemente atendidos. El desafío es poner la mirada en el nivel micro y asumir la idea de innovación desde la propia Institución, incluso desde la asociatividad de varias instituciones que trabajan sinérgicamente sus objetivos y proyectos.
En este sentido, podemos hablar de innovación abierta, innovación en el diseño de servicios, innovación social, innovación tecnológica, innovación de procesos internos, etc.
4. Reconocer las barreras y los límites para la innovación
Una de las más fuertes barreras y limitaciones que tiene que sortear una iniciativa de innovación en las organizaciones es la dependencia de fondos públicos. Otra, derivada de la anterior, es el poco espacio, tiempo y recursos, dedicado a estas iniciativas dentro de la agenda de una organización social, priorizando los esfuerzos a la búsqueda de subsidios y subvenciones.La idea es reconocerlos, y de esa manera, medir la factibilidad del proceso de innovación y la manera de sortear dichos obstáculos.
5. Definir los valores y resultados esperados dentro de una estrategia de innovación
Esto sería una condición básica. Pero la innovación tiene que generar valor. Y si se trata de una Organización social o una Institución, el valor es el percibido por un grupo social o comunidad beneficiaria del servicio o fin por el cual fue creada, y que se logra con las actividades y proyectos (el programa de campo, o programa general) que desarrolla la institución.
Valores como la eficacia, la eficiencia, la sostenibilidad, la transparencia, pueden ser considerados como válidos para un proceso de innovación. No basta con la generación de ideas y la creatividad. Estas tienen que resultar en beneficios reales y medibles a nivel social, primero, y que por consiguiente, beneficien la imagen, el apoyo social, y la sostenibilidad de los proyectos de la Organización.
6. Planificar operativamente el proceso de ejecución de la innovación
Una vez desarrollada la estrategia, es necesario adjuntar un plan operativo que guía el proceso de actuación y ejecución de la innovación. Una forma práctica de realizar este paso, es dividiendo el proceso en etapas de manera gráfica y utilizar colores diferentes para cada una de ellas, definiendo plazos (calendario) y recursos asignados (humanos, materiales) para cada acción y actividad.
7. Reforzar los sistemas de comunicación interna y externa.
Finalmente, y no menos importante, es revisar los sistemas de comunicación interna y externa a nivel institucional.
Una idea muy útil es comenzar revisando la lista de prioridades de la agenda organizacional, que suele estar en torno a conceptos como la transparencia, la gestión y generación de recursos y el logro de resultados, y revisar dónde están los componentes comunicacionales en cada ámbito. Una vez hecho esto, valorar si es posible incluir un enfoque transversal de innovación y comunicación que apoye todo el proceso, desde la generación de ideas, hasta su implementación y validación.
CONCLUSIÓN
Hasta aquí he intentado resumir y sistematizar de manera práctica un enfoque para gestionar la innovación y la comunicación en organizaciones sociales, como procesos sinérgicos y complementarios. Cada etapa implica otras acciones a desarrollar.
El proceso de innovación es un proceso de comunicación, por lo que es importante tener en cuenta las sinergias, el feedback y el entendimiento en todo el camino, de ida, de vuelta y en toda la red discursiva del mismo.
Espero que esta guía sea una buena herramienta para comenzar a pensar e investigar la posibilidad de innovar en estas instituciones, desde otros enfoques y experiencias.
Bibliografía:
Rodríguez Blanco, E. y otros. “Innovar para el cambio social, de la idea a la acción”. España http://aefundraising.org/upload/07/60/Innovar_para_el_cambio_social.pdf
Organisation for Economic Co-operation and Development, (OCDE) Oslo Manual
CEPAL (2010). De la innovación social a la política pública. Historias de éxito en
América Latina y el Caribe. Oficina regional para América Latina, Santiago, Chile.